viernes, 15 de noviembre de 2013

Tema Random: Las anécdotas del tío Oz (chicas lindas everywhere)

Bueno, como algunos ya me conocen muy bien, saben que suelo ser un poco hablador (no siempre es así) cuando se trata de apuestas, o cuando estoy bromeando de algo, cosa que resulta un poco incómoda porque no me doy cuenta de los hechos, hasta que estoy a punto de sufrir un colapso nervioso.


Graciosamente me pasó algo con un compañero de mi grupo, el cual no diré su nombre para proteger su identidad (ñlskdñalsdlñaskdñlakd JAVIER ñalskdñlaksdlñk). Nos hicimos un par de bromas, y terminé diciéndole que me presentara a una integrante de su PPA por la cual me sentía terriblemente atraído, y él dejó pasar mi sugerencia por ese día, sin embargo días después la topamos casualmente cerca de la entrada, la evité como el ejemplar fracasado que soy mientras mi compañero la saludaba, después de esto, han surgido varias cuestiones de mi temor a las chicas, pero justo ahora lo voy a revelar.


Viajemos en el tiempo hasta la primaria, para ser exactos la segunda primaria en que estudié. Para entonces mi cuerpo comenzaba a redondearse (obeso) y los primeros índices de bullying se me presentaron. Yo estudiaba en el grupo B, y el salón de al lado era el A. Se creía que en ese salón estaban las chicas más lindas de la escuela. Me fijé en una chica cuyo cabello corto y castaño hipnotizaba apenas cualquier pequeño enamorado la mirase, no le hablé por mucho tiempo, un compañero se dio cuenta que ella me gustaba, entonces me dijo que la mejor forma de llamar la atención de una mujer es haciéndola reír.




Realmente no sabía que hacer, y dejé pasar muchas oportunidades más hasta el día del desfile de banderas. Esa era la de oro, o le hablaba o no la vería nunca jamás en mi obesa vida. Mi bandera esa Singapur y la de ella era Nueva Guinea, y por su puesto, ese nombre se parecía a una fruta que suele comerse en mi estado El guineo.



Mi compañero me dijo me dijo las palabras secretas para captar su atención, me acerqué a ella, y después de un segundo de silencio y de miradas cruzadas dije -¿A cómo el kilo?- Para esto, yo no pensaba en que ella se encontraría en un estado emocional agresivo, tal ves experimentaba por primera vez los síntomas de la menstruación.



Su cara se puso tan roja que no dudo en golpearme unas 13 veces con su bandera en mi cara. Después de ese día nunca la volví a ver, y creo que quedé lo suficientemente inconsciente como para no recordar nada, incluso 10 años después.



Desde entonces tengo miedo de hablarle a las chicas, sobre todo a las de cabello corto y castaño, mucho peor si están altas, sé que no todas reaccionan igual pero, mejor que digan aquí corrió que aquí murió.





Sayonara compañeros, pasen un buen fin de semana.

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